El cambio, oportunidad para crecer

Cuando oímos la palabra Cambio, instintivamente y sin que seamos conscientes, todos tenemos una reacción física, que nos está indicando qué significado tiene para nosotros esa palabra y cuál es nuestra postura ante él. ¿Qué sientes tú?

Si no lo has hecho nunca, di en voz alta la palabra Cambio y observa qué sientes, en tu cuerpo (cómo respiras, si tu pulso te altera, si tienes alguna sensación en algún lugar de tu cuerpo…), qué pensamientos te vienen, qué dudas te asaltan… esto te dará mucha información sobre ti y sabrás si estás preparado para afrontarlo o por el contrario es algo que no deseas oír nombrar.

El cambio es un fenómeno que ocurre en la naturaleza y en la vida. Sin cambios, simplemente dejaríamos de existir. Todos hemos sobrevivido a los cambios – de lo contrario no estaríamos aquí hoy. Pero, creo que puedes hacer algo más que sobrevivir. Puedes crecer y desarrollarte.

Por lo tanto, si el cambio es un proceso normal, ¿por qué las personas tememos  el cambio? ¿Por qué nos resistimos a él? ¿Por qué le tenemos pavor? ¿Por qué es el cambio tan doloroso? ¿Por qué a veces elegimos continuar comportamientos negativos o poco saludables en lugar de hacer un cambio?

Es importante entender que el cambio es un evento externo que te obliga a hacer algún tipo de ajuste interno. Y que tiene varias fases que si sabes distinguir en cada momento en dónde te encuentras, te ayudaran a afrontarlas.

 

FASES DEL CAMBIO

  1. Conmoción.

La primera respuesta que se produce frente al cambio, ya sea éste feliz (ascenso) o triste (una pérdida) es un apartamiento de la rutina, una conmoción.

El primer paso del proceso de cambio nos obliga a dejar de lado lo que es familiar. Esto es difícil, incluso con el más pequeño de los cambios o si son positivos. Pero no se puede aceptar lo nuevo, si nos aferramos a lo viejo.

Dejar ir no es fácil. Y cuanto más significativo sea el cambio, más difícil será. Al dejar ir, hay un sentimiento de pérdida. Cuanto más grande sea el cambio, mayor será la sensación de pérdida.

Esto también ocurre cuando el cambio es a positivo, por ejemplo si te cambias a una casa mejor, en un principio, hechas de menos tu rincón favorito, a tus vecinos, etc.

Cuando tienes una pérdida en tu vida, experimentarás dolor, y aparecerá la negación, la ira o incluso la depresión. Debes darte tiempo para pasar y atravesar,  experimentando las emociones asociadas con la pérdida.

Después de todo, estás de duelo por algo – o alguien – que era importante para    ti.  A medida que dejas ir, entras en la etapa de Adaptación.

 

  1. Adaptación.

En una segunda fase del proceso, intentamos adaptar nuestras emociones, pensamientos y acciones a la nueva realidad producto del cambio, a veces con éxito, a veces sin él. Este período se caracteriza por los sentimientos en conflicto y los esfuerzos por recuperar la confianza y la estabilidad.

Durante esta etapa, te puedes sentir como si nada estuviera pasando. Puedes sentir como si no te estuvieses moviendo hacia adelante. También es posible que te sientas vulnerable e inseguro porque estás en el medio -de lo que has dejado de lado (lo viejo) y de lo nuevo (que es desconocido)-.

La Adaptación,  es el momento en que te estás ajustando a los cambios internos que estás experimentando. Comienzas a prepararte para algo nuevo.

 

  1. Resultado.

Según lo que hubiéramos decidido y experimentado en las fases de conmoción y adaptación, así se produce el resultado del cambio:

  • si vacilamos, el resultado podría ser una recuperación parcial de la situación de partida o el estancamiento y la inestabilidad.
  • si seguimos estrategias de éxito, el resultado será una transformación positiva, un gran rendimiento y la victoria.

Es empezar de nuevo. Y sabes que has asimilado el cambio, cuando comienzas a gastar más energía en el futuro que en el pasado, o incluso en el presente. Tu enfoque cambia, tu productividad aumenta y tu moral se renueva.

En otras palabras, debes dejar ir lo viejo, lo probado y lo que creías verdadero  y hacer los ajustes para aprender nuevas habilidades, comportamientos, e incluso, actitudes, y luego seguir adelante.

 

¿Qué hacer para crecer en el cambio?

  1. Confía más en ti misma. Eres una persona competente, que has afrontado con éxito el cambio en el pasado. Puedes hacerlo de nuevo. Podría ser útil hacer una lista de algunos de los cambios de vida que puedas haber tenido. Concédete el crédito de tus éxitos pasados y de tu capacidad para la gestión de los cambios ocurridos. Y si algunos cambios fueron difíciles de superar, eso está bien. Lo hiciste.
  2. Acepta que el cambio es difícil. Vas a estar fuera de tu zona de confort. Fuera de lo probado y verdadero. Eso está bien. Así es como se crece.
  3. Haz algo que te haga sentir que tienes el control. Esto puede ser sencillo como hacer limpieza de todo lo que te sobra , o algo un poco más complejo, como aprender una habilidad con el ordenador, dibujar o algo que te entretenga.

Lo que sea pero HAZ ALGO, que te saque de la sensación de que no tienes control.

Espero que lo que te contado te ayude a crecer en este mundo cada vez más cambiante. Nos volvemos a encontrar y mientras tanto, recuerda estas palabras de Leo Tolstoi:

“Todo el mundo piensa en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”

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