Tu cuerpo desea, lo que tu mente decide

Seguro que alguna vez en tu vida has escuchado la expresión  ‘Mens sana in corpore sano’, cuya traducción es ‘Una mente sana en un cuerpo sano’ escrita por el autor romano Décimo Junio Juvenal, entre los  siglos I y II d.C. ya nos dice que desde los más remotos tiempos el hombre ha tenido conciencia de la relación que existe entre su cuerpo y su mente.

¿Pero quién rige a quien? La neurociencia, y más específicamente la psiconeuroinmunología, ramas jóvenes de las ciencias biológicas que estudian  en profundidad el funcionamiento biológico del cerebro, y en consecuencia, la relación entre los pensamientos y el cuerpo. Han llegado a la conclusión de que los pensamientos y las emociones son los encargados de dar las órdenes a nuestro cuerpo.

En pocas palabras: Lo que tu mente piensa, tu cuerpo lo refleja.

Y todas de alguna forma lo hemos constatado en nuestra vida sólo que no nos hacemos conscientes de ello. Quien en un momento en el que se encontraba bien, llena de energía y vitalidad, se le cruza un pensamiento inquietante, le da cabida y en pocos momentos, comienza a encontrarse mal, se queda sin fuerzas y si el pensamiento lo sigue agrandando puede que hasta tenga que dejar de hacer lo que estaba haciendo, debido a la indisposición creada. Tu manera de ver el mundo, es decir, tu filosofía de vida, está influyendo en tu comportamiento y en tus emociones. Cuando sucede un determinado acontecimiento en tu vida, haces interpretaciones acerca de su significado. Esas interpretaciones que haces y las cosas que piensas pueden considerarse racionales o irracionales

Los especialistas en psiconeuroinmunología explican, por ejemplo, que cuando mantenemos un pensamiento negativo en la cabeza durante un minuto, el sistema inmunitario queda durante seis horas en una situación delicada.

Además, quienes viven en una situación de estrés o agobio permanente durante varios días, sufren cambios sorprendentes en el funcionamiento del cerebro que pronto se traducen como cambios en el sistema hormonal.

¿Qué tiene esto que ver con el sobrepeso?

El sobrepeso depende de muchos factores, pero si admitimos que nuestros pensamientos influyen sobre nuestro cuerpo, el tema de tener sobrepeso no lo podemos dejar al margen de ello

Por ejemplo, supongamos que te miras al espejo y/o te pesas y ves que has engordado varios kilos. Ante esta situación, podrías pensar racionalmente cosas como: “he engordado demasiado; preferiría perder los kilos que me sobran, así que, voy a intentarlo”. O bien, puedes pensar irracionalmente: “he engordado un montón; es horrible, nunca podré adelgazar, es muy difícil, estoy horrible, así no voy a encontrar a nadie que me quiera…”. En el primer caso, tu forma de pensar te llevará a hacer algo y no darle demasiadas vueltas. En el segundo, te llevará a sentirte mal. Hablar del tema, pero no hacer nada.

Cuando piensas que es terrible estar gorda y que tu vida es un desastre por eso, tus probabilidades de lograr estar delgada disminuyen

Cuando piensas que es demasiado duro e injusto que tu engordes con más facilidad que otras personas.  Serás infeliz, te deprimirás y te faltará confianza en ti misma para cambiar, disminuyendo tus posibilidades de éxito.

Por tanto…

Deja de exigir que debes lograr tus objetivos sin ninguna dificultad, no tener problemas, no sufrir jamás y conseguir todo lo que deseas en el momento en que lo deseas. No es realista.

Acéptate como eres y quiérete solo porque sí, sea cual sea tu peso. No necesitas ningún motivo. Te sentirás mejor, más optimista y te será más fácil decidir vivir una vida más saludable y logar el éxito.

Piensa  que hay otros muchos placeres en la vida, céntrate en esos otros placeres, disfrútalos, y te será más fácil cambiar tus hábitos alimenticios y bajarás de peso.

Recuerda entrenar tu mente, para que tu cuerpo siga sus instrucciones a así te resulte mucho más fácil y gratificante, realizar las acciones necesarias para bajar de peso. Y LOGRAR TU OBJETIVO DE ESTAR DELGADA

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