En la mayoría de los casos, el problema del sobrepeso no reside principalmente en la comida, sino en la forma en que otros hábitos, relacionados con la comida y el ejercicio están relacionados de forma muy negativa.

Los hábitos sobre la comida y el ejercicio están anclados por otro conjunto de hábitos que nada tienen que ver con ellos.

Hablando en sentido amplio hay dos tipos de hábitos, los proximales y los distales.

1. Los hábitos proximales son aquellos que están solo restringidos a un área de la vida. Como limpiar la casa o lavarse los dientes.
2. Los hábitos distales son muy diferentes.  Normalmente desarrollan cadenas mucho más largas, no terminan solamente en el comportamiento que se ve, sino que están vinculados a pensamientos y comportamientos muy diferentes.

Los hábitos relacionados con la comida y el ejercicio entran dentro del ámbito de los hábitos distales, es decir tienen muchos vínculos con otros comportamientos que parece que no tienen nada que ver con el comportamiento original. Esto hace que quede lejos de lo que consideramos problema y por eso no se los enfrenta.

Por ejemplo la comida que comes, tiene mucho que ver con aprendizajes pasados,  con el refuerzo que tuviste sobre la comida, contexto social, situación en la que comes etc. Características todas ellas que poco tienen que ver con la comida en sí.

El hecho de elegir una comida, está encadenado a un bagaje psicológico del que no somos conscientes y es por esto por lo que las dietas que se centran solo en cambiar el tipo de alimentos que se consume no funcionan, porque no rompemos las cadenas de los hábitos distales que los sustentan.

Los hábitos son elásticos, pero muy poderosos, y sucede que en términos generales la mayoría de las personas pasan alrededor del 85% de su tiempo controladas por hábitos o lo que es lo mismo solo un 15% de nuestro tiempo lo vivimos de forma plenamente consciente de lo que estamos haciendo y estamos centrados en ello.

Así pues nos pasamos la vida, viviendo en nuestra red de hábitos que como ya te he dicho pueden ser distales y proximales, pero que todos están muy conectados unos con otros y esto es lo que hace tan difícil que podamos cambiar.

Esta red de hábitos  es la responsable de la mayoría de nuestros pensamientos y sentimientos.

Así si quieres conseguir estar delgada, un método muy efectivo es romper la “red de hábitos” en que te mueves, comenzando por los más distales y no por los más próximos, cosa que ya has hecho y que no te ha funcionado demasiado.

Ejemplo:

Te voy a poner un pequeño ejemplo y te invito que tú hagas tu red de hábitos.

Partimos de la siguiente premisa:

En este ejemplo  que te he puesto, si solo te centras en no comer dulces, va  a ser muy difícil que te mantengas, porque detrás de las ganas de comer dulces, hay otras cosas que no se abordan, así que si quieres lograr tu éxito, comienza a cambiar los hábitos más alejados, estos te ayudaran a cambiar tu forma de pensar y a flexibilizar tu mente.

Te invito que hoy hagas un esfuerzo y dediques un tiempo a hacer una sucesión como te he propuesto para descubrir que cosas deberías de comenzar a romper en tu vida, si de verdad quieres estar delgada.

Romper los hábitos primarios es muy difícil, pero si cambias los más alejados, aquellos que tu psiquismo no espera, esto le produce desconcierto y ya no está tan preparado para seguir la secuencia automática que da lugar a los hábitos.

Mi propuesta:

Comienza a diseñar tus propias secuencias,  de los momentos en los que más te apetece,  comer cosas muy dulces como chocolate, cosas muy calóricas como patatas fritas o pizas   o cuando no eres capaz de parar de comer y te comes cualquier cosa.

Establece tus propias estrategias para vencer con mucha más facilidad estas situaciones y no tiene que ser algo relacionado con la comida sino todo lo contrario, actitudes diferentes para conseguir resultados diferentes.

En el esquema que te he puesto, si tú programas hacer en esos momentos algo que te guste que no sea sentarte en el sillón a ver la Tv, con seguridad que te resulta más fácil no comer, puedes hacer algo que te relaje, un baño caliente, programar el hablar por teléfono con alguien que puedas  pasar un buen rato hablando, si tienes pareja programa el hacer algo juntos aunque sea en casa, ponte a leer en vez de ver la TV,  simplemente cambia de sitio para ver la Tv, cambia de programación, ve una película que te entretenga… idea de qué forma vas a tener más vida social, o que puedes hacer para organizarte mejor y salir de vez en cuando… cosas que te ayuden a romper la secuencia que te lleva a comer.

Como ves se trata de sorprender a tu cerebro, para que no te mande señales de que tienes que comer dulces para sobrevivir, luchar con esto es muy difícil y agotador, por lo que al cabo de un tiempo abandonamos.

Te invito a que hagas este trabaja y comiences a romper tus cadenas, si lo haces lograrás tu sueño de estar delgada.

Si tu objetivo es perder peso, te invito a conocer mi programa Rompe con el Sobrepeso.

Según la Neurociencia, nuestro cerebro  es como una grabadora, que alberga todo  lo que nos ha sucedido desde que nacemos, no solo lo que hemos sido conscientes, también aquellas cosas a las que no hemos prestado atención pero han ocurrido, como los sonidos, los colores de la ropa de las personas que están a nuestro alrededor, si hace frio o calor…. Toda la información  a la que hemos sido expuestos en nuestra vida está almacenada en las conexiones sinápticas del cerebro.

Cuando estamos despiertos, mientras interactuamos o trabajamos de forma rutinaria, los estímulos del exterior (palabras, olores, ruidos, …)activan diversos circuitos cerebrales, que hacen que de forma automática empecemos a pensar  y nuestras redes neuronales activan las experiencias del pasado almacenadas en el cerebro, dando como respuesta pensamientos recurrentes de nuestro pasado.

¿Cómo saber qué pensamos para poder cambiarlos?

Tus pensamientos están creados, descritos y expresados por palabras, así que si quieres cambiar tu realidad, comienza por cambiar tu vocabulario.

Los estudiosos de la psiconeuroinmunologia, aseguran que toda expresión hablada, sea positiva o negativa, produce una descarga emocional en nuestro cerebro.

Las palabras son una expresión energética del pensamiento. El sonido es una vibración que actúa como un conductor, transmitiendo ondas energéticas que influyen en nuestro subconsciente y en el del que escucha. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones, cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral.

Un primer paso para lograrlo es empezar a estar consciente de las palabras que usas y de cuándo y cómo las utilizas.

A veces con tan solo cambiar las palabras comenzamos a sentirnos diferente.

Por eso, necesitamos ser bien cuidadosos con lo que decimos y cómo lo decimos.

Lo que yo te propongo es que cambies tu vocabulario en relación a lo que deseas conseguir.

Coge papel y bolígrafo  y anota por favor de 6 a 10 cosas que se te vengan a la cabeza en el Momento que yo te diga: TIENES QUE PERDER PESO. No lo pienses mucho, anota lo que se te venga bien sean acciones,  actitudes o emociones.

Por ejemplo, muchas personas contestan algo así como :

TIENES QUE BAJAR DE PESO LES  EVOCA:

• Esfuerzo
• Comidas aburridas
• Sigue tú……

¿Has terminado? Quizá tu lista se parezca a algo parecido a esto:

QUIERO PERDER PESO  tu cerebro enseguida te trae a la mente imágenes de:

• Dieta
• Privación
• Sacrificio
• Restricciones
• Esfuerzo
• Monotonía
• Dejar de Salir
• Comidas Aburridas
• Ejercicio

Ahora vamos a cambiar la frase y te vas a decir a ti misma:

QUIERO ESTAR DELGADA

Anota lo que te evoca: Hazlo igual que lo anterior.

Quizá tu lista sea algo parecido a esto:

• Sentirme Genial
• Haber cumplido mi sueño
• Atractiva
• Sexy
• Ropa nueva
• Segura de mi misma
• Mujer exitosa con los hombres
• Triunfadora

Ahora compara las dos listas. Lo único que hemos hecho ha sido cambiar la frase de nuestro lenguaje y ya ves que lo que evoca una y otra es muy diferente, Así que lo primero que tienes que hacer si deseas RESULTADOS DIFERENTES es hablar de forma diferente.

Deja de decir: Tengo que bajar de peso. Tendría que hacer dieta y comienza hablar de forma diferente, para que tu cerebro procese de forma diferente.

Deja de Decir:                                   Comienza a sustituirlas por:

Dieta                                                         Plan de  Alimentación saludable

Bajar de Peso                                           Estar Delgada

No voy a conseguir mi peso ideal        Voy a conseguir Mi peso deseado

No tengo fuerza de voluntad                Soy capaz de aprender a tenerla

Requiere sacrificio                                  Lo consigo de forma fluida

Observa tú,  tu propio vocabulario y haz una lista de las palabras que te dices y busca otras que sean más sugerentes y en sentido positivo.

Aunque a primera vista esto te parezca poco insignificante, te invito a que lo hagas  aunque en un principio te sientas un poco ridícula o impostada, hazlo y ya verás como tu estado de ánimo según pronuncies una u otra es completamente diferente y por consiguiente tu actitud ante la comida y ante tu peso corporal será totalmente diferente.

Cuando nos hablamos con la lista del primer apartado, nuestro cerebro al ver algo negativo,  empieza a liberar cortisol, la hormona del estrés y la que nos pone en alerta. Y cuando pensamos en cosas positivas  comienza a  liberar  dopamina, la hormona de la recompensa y el bienestar.

Las palabras positivas o estimulantes son asimiladas por el hemisferio derecho del cerebro, que es el de las emociones. Por lo tanto, van a generar placer, sorpresa y alegría.

Así  pues vemos que la palabra es creadora, puede cambiar nuestro estado de ánimo  y nuestra percepción de las cosas. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado.

No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

Si de verdad deseas ser una mujer delgada y mantenerte así a lo largo de tu vida, tienes que adquirir una mente flexible.

Una Mente  flexible es aquélla que está dispuesta a aprender cosas nuevas, a aceptar puntos de vista diferentes y a experimentar distintas maneras de hacer las cosas.  Para lograr esto, una forma sencilla de empezar es romper hábitos nocivos que no te permitan conseguir tu objetivo.

El objetivo es que seas tú la que tenga el poder de tu vida y no los hábitos. Los hábitos son una secuencia de actuaciones que se repiten sin variación y sin que seamos muy conscientes. Son muy útiles porque nos facilitan la vida, pero también hacen que vivamos en piloto automático sin ser conscientes de lo que hacemos.

Los hábitos hacen que cada día repitas muchas cosas de la misma manera sin ser consciente de ello y yo hoy lo que te propongo es que cambies esa rutina de cada día haciendo algo diferente que haga que prestes atención a lo que estás haciendo.

¿Porqué es importante esto para estar delgada?

1.- Porque si te centras en los cambios que vas hacer cada día dejas de centrarte en la comida y esto seguro que te facilita que tengas menos hambre.

2.- Porque te ayuda a realizar conexiones neuronales nuevas que hacen que tu cerebro cambie y lo creas o no tu cuerpo también cambia.

3.- Te hace la vida más estimulante y burbujeante, ya que te permite vivir experiencias nuevas, conocer personas diferentes, descubrir sensaciones distintas, en definitiva vivir más.

Milton Erikson, recalcaba que para cambiar los hábitos, lo primero que había que hacer era poner atención en el hábito, Esto significa que debemos estudiar y observar los elementos que conforman el hábito, es decir aquellos elementos que se repiten sin variación.

Pero dejar atrás un hábito no es fácil ya que no desaparecen por completo de la noche a la mañana, hay que estar vigilante para que no recuperen el terreno perdido.

Si deseas ser y mantenerte delgado, tienes que vivir más y una forma  es hacer algo diferente cada día.

Te voy a proponer que comiences a variar tus hábitos, para que tu mente salga de la rutina y comience a realizar conexiones neuronales nuevas que son las que te van a permitir pensar de forma diferente y tener un cuerpo diferente.

Pon atención en diversos grupos de Hábitos:

1.- Hábitos del pensamiento.- Son Actitudes, tendencias, juicios y reacciones. Son los pensamientos automáticos como: “A mí no me sale nada bien”, o “ese tipo con la pinta que tiene seguro que es agresivo”…

2.- Hábitos del pasado.- Responder sin ser conscientes, siempre de la misma forma. Guardar rencor, utilizar el pasado para justificar una conducta…

3.- Hábitos de Relación.- Relacionarse siempre de la misma forma, hablando mucho, escondiéndose, no opinando, gritando, buscando confrontación…

4.- Hábitos del Ego.- Son los relacionados con el poder, el estatus o el territorio. Personas que siempre les gusta figurar, que hacen y dicen cosas para sobresalir de las demás, que solo usan marcas de renombre, o hacen alusión a lo importante que es su profesión…

5.- Hábitos personales.- Observa si tienes hábitos de los que no eres consciente, si dices muchas muletillas al hablar, si sueltas una risita tonta en cualquier momento, si eres caprichosa, si quieres siempre decir la última palabra…

Quizá pienses que si cambias ese hábito vas a dejar de ser tú, pero eso no es así, estás para seguir mejorando tu vida  si ese hábito ya no te ayuda a ello es hora de decirle adiós y darle las gracias porque te ha traído hasta aquí.

Así que:

PARA VIVIR MÁS, TE PROPONGO QUE TOMES ACCIÓN

Una secuencia podría ser:

1.- Toma conciencia de los hábitos que tienes en todos los apartados que te he comentado anteriormente. Haz una lista con todos ellos.

2.- Decide que hábitos son aquellos que hacen que vivas una vida aburrida, sin sentido, que no te satisface.

3.- Decide cada día hacer algo diferente sobre ese hábito, que te provoque un estimulo de estar presente en tu vida, de Habitar el Hábito.

No es necesario hacer grandes cosas. Es hacer las cosas de forma diferente, comer y cocinar de forma distinta, escuchar una emisora nueva, leer de algún tema que no hayas leído nunca, hacer la compra en una cadena de supermercados distinta a la habitual, cambiar el modo de llegar al trabajo, bien cambiando de modo de transporte, bien haciéndolo por una ruta distinta, ir a una cafetería diferente,  ser consciente de los olores, saborear una taza de café o té , hablar en un sitio en donde permanecerías callada, dejar que otros tomen la iniciativa si eres de las que quiere controlar todo… como ves, puedes hacer muchas cosas distintas para romper la rutina y mantener tu mente despierta y flexible, dispuesta a aceptar puntos de vista diferentes.

Tú tomas la decisión que quieras, pero si descubres que un hábito no te reporta la vida que deseas vivir es hora de romperlo, los beneficios de ello son más grande que las desventajas, pero tú tienes que seducir a tu cerebro para que lo acepte, porque para él cerebro,  el paraíso es estar repitiendo siempre lo mismo. Él solo, ha aprendido a sobrevivir y no a llevarte a una vida de libertad y bienestar.

Vivir la vida al máximo es mucho más importante que pasarse el día haciendo dieta.

Lo que somos en la materia se ha creado con anterioridad en nuestra mente.

Con todo mi amor

De los “beneficios” que hoy te quiero hablar, no tienen nada que ver con las consecuencias positivas de tener unos kilos de más, sino de lo que se llama “beneficios ocultos” o lo que es lo mismo que se encierra en lo más profundo de nuestro sobrepeso. Qué emociones escondidas hay debajo de la capa de grasa.

En nuestra imaginación con demasiada frecuencia, echamos la culpa de muchas cosas que nos pasan a nuestro problema de sobrepeso, o al menos esa es la excusa que ponemos, para no hacer tal o cual cosa.

A veces consideramos que nuestro sobrepeso es el causante de que no tengamos un mejor trabajo, que no encontremos pareja o nos haya dejado la que teníamos por otra persona “más delgada”…

Es decir, de forma inconsciente, estamos utilizando este problema para no enfrentarnos a otra realidad que no “queremos ver” o que nos resulta dolorosa enfrentarnos.

Esto se transforma en que estamos obteniendo lo que se llama “beneficios indirectos” del hecho de estar gordas. En la realidad, esconde otros problemas que no deseamos o no sabemos afrontar y que encubrimos con el sobrepeso.

Te voy a decir una cosa, si tener sobrepeso no tuviera ningún beneficio para ti, no lo tendrías, rápidamente perderías los kilos que te sobran, pero la realidad es que mantenemos “algo” porque de forma inconsciente “nos suple” una carencia o nos proporciona un beneficio.

Por supuesto que en la mayoría de los casos no somos conscientes de este tipo de “beneficios” porque los venimos arrastrando desde nuestra infancia o adolescencia.

Los más frecuentes son:

1. El sobrepeso u obesidad como coraza:

Nuestro inconsciente está diseñado para sobrevivir y, ante una situación externa que el traduce como amenaza, desarrolla su capacidad de protección haciendo que nos recubramos de una capa de grasa para protegernos. Esto suele ocurrir en  nuestra infancia o adolescencia  pero también es posible  en cualquier otro momento de la vida.

Para el inconsciente no existe el tiempo, todo lo vive en momento presente, y los mecanismos de protección implantados en nuestra infancia, persisten como un habito,  aunque desaparezca la situación estresante .

Las razones para protegerse pueden ser múltiples y variadas, desde un hermano o hermana mayor que nos maltrata, hasta las miradas insidiosas de hombres cercanos a la familia, hasta los malos tratos o los abusos sexuales en la infancia.

En todos los casos, el inconsciente nos ayuda a “protegernos” y lo hace como sabe, haciendo que engordemos.

2. Falta de confianza

Recuperar la autoconfianza o encontrarla para quien nunca la ha tenido, forma parte de la lucha contra el sobrepeso emocional. La falta de autoconfianza es una de las razones, de forma aislada o en combinación con otras del sobrepeso emocional.

Comer es emocionalmente un medio de mantener la compostura. Engordar es una forma metafórica de cobrar importancia, de ocupar más espacio ante los demás, de pesar más ante ellos, de compensar físicamente ese sentimiento de insignificancia que le atormenta mentalmente.

Además la falta de confianza es un factor limitador a la hora de emprender acciones, actividad física, proyectos profesionales, relaciones íntimas… En definitiva, reprime toda realización personal y las cosas que nos producen placer.

3. Dar la Talla

El sobrepeso emocional, permite socialmente, “dar la talla” imponerse y destacar. Esto es más frecuente entre las personas que se creen falta de carisma o de riqueza interior.

Cuando una persona se encuentra insignificante frente a otras que consideran  más atractivas y que captan la atención de los demás, una manera inconsciente de ser más vista es cogiendo kilos.

Este aumento de peso emocional o necesidad de “ser vista y considerada por los otros” se puede producir en todos los ámbitos de la vida, en la familia, en el trabajo, ante un socio que roba todo el protagonismo…

4. La Obesidad como rebeldía

En algunas ocasiones se utiliza la obesidad, como mecanismo de rebeldía, en una familia en donde las imposiciones a las mujeres pasan por ser un estereotipo determinado, una forma de protestar y romper con esa oposición es haciendo justamente lo contrarío, cogiendo kilos y quizá vistiendo desaliñada y sin preocuparse por todo lo que signifique moda o modales “femeninos”.

También puede suceder esto como reacción ante un trabajo en el cual a las “mujeres” se les exige constantemente estar demostrando su valía. Una de las formas de rebelarse ante ese patrón es borrar los rasgos femeninos y eso se logra con el sobrepeso, que en verdad hace que el cuerpo no resalte las partes más femeninas.

Cuando se toma la obesidad como rebeldía y autoafirmación, hay que tener presente, que contrariamente a lo que esas personas piensan, siguen vinculadas más estrechamente a la causa de la que quieren huir, porque en realidad su vida gira en torno a esa causa y ellas con su actitud, solo hacen que reaccionar.

Si deseas estar delgada tienes que encontrar los “beneficios  o suplencias” que te trae el sobrepeso.

Para liberarse de estos “beneficios”, una vez descubiertos, hay que poner en marcha mecanismos que te ayuden a resolver estos problemas y que no pasen por el sobrepeso.

Una forma sencilla de descubrirlo es observando lo que te sucede.

Haz un diario que refleje los alimentos que comes, cantidad, día de la semana, hora, que estás haciendo, con quién estás, dónde y lo que es más importante, qué emoción tienes en ese momento.

Si haces esto durante una semana descubrirás muchas cosas sobre ti y “qué beneficios te está proporcionando el sobrepeso”

Una vez que tengas claro lo que obtienes con el sobrepeso, es momento de dar otro paso y no centrar tu atención en lo que comes o no comes, sino en todo lo que rodea a la comida y sobre todo las emociones, sentimientos o situaciones que estás supliendo con la comida.

Es momento de tomar ACCIÓN y DECIDIR qué vas hacer para logar tu objetivo.

¿Crees que la comida te controla? Los problemas de comportamiento alimenticio alcanzan cada vez a una porción más grande de la población.

Una forma de saber si tú comes emocionalmente es contestando las siguientes oraciones con un sí o no. Se trata de un test profesional y puede ayudarte a identificar el problema.

1. Me siento fuera de control en presencia de comida deliciosa
2. Cuando empiezo a comer, pareciera que no puedo parar
3. Es difícil para mí dejar comida en el plato
4. Cuando se trata de comida no tengo fuerza de voluntad
5. Me siento tan hambriento que no puedo controlarme
6. No puedo saciarme con facilidad
7. Continuamente tengo pensamientos de preocupación sobre comer o no comer
8. Hay algunos días en los que no puedo pensar en nada más que en comida
9. La comida está siempre en mi mente

Este test fue tomado de un estudio que desarrolló un índice para detectar el hábito de comer basado en la recompensa. Esto quiere decir, el hábito de comer basado en la gratificación instantánea o el alivio temporal de alguna emoción.

Si has contestado a 4 preguntas o más con un SÍ, es que tienes problemas con el autocontrol en relación a la comida.

En el simple acto de comer y seleccionar tus alimentos influyen varios factores que todos conocemos, como: hambre, apetito, deseo o la disponibilidad del alimento.

Pero adicionalmente influyen tus emociones, estado de ánimo y sensación de estrés o ansiedad.

La comida puede convertirse en un alivio temporal a un problema, sentimiento o emoción mucho más profundo.

Esto pasa porque después de saborearla, tu cerebro secreta varias sustancias poderosas que producen placer (como la dopamina).

Esta recompensa es tan poderosa, que tu cerebro buscará cualquier oportunidad para motivarte a comer ese alimento que produce placer, es más el simple hecho de pensar en ese alimento o simplemente en el sabor hará que el cerebro tenga una sensación placentera.

Las cosas se complican cuando tu cerebro asocia este alimento o simplemente el hecho de comer con una emoción o sensación negativa. Por ejemplo: “estar triste y comer chocolates”, “sentir estrés y comer galletas”, “tener ansiedad y comer de todo y en gran cantidad”.

Es por este motivo que comer emocionalmente se convierte en un hábito.

¿Por qué es importante cambiar ese hábito cuanto antes?

Como cualquier otro hábito dañino, es importante cambiarlo, ya que comer emocionalmente inevitablemente nos conduce a tener sobrepeso u obesidad y en otros casos, a desarrollar otros trastornos alimenticios severos, perjudicando nuestra salud. Esto a nivel fisiológico, pero a ello hay que sumarle las consecuencias emocionales.

De hecho este hábito de comer emocionalmente fuera de control, tiene el potencial de comprometer las vías de recompensa del cerebro similares a los de las drogas. (Ya te he hablado de esto en otro artículo).

Son varias las estrategias que puedes seguir, pero hoy me voy a centrar en una que me parece muy importante:

Detectar tus puntos DÉbiles”

Con esto me refiero a que identifiques que momentos son los “más críticos” para ti que te impiden conseguir el objetivo que deseas.

Es importante identificarlos porque tendrás que establecer estrategias especiales para combatirlos si de verdad quieres estar delgada.

Los Puntos Débiles, son aquellos momentos en los que sin pensarlo dos veces nos ponemos a comer de forma compulsiva, muchas veces sin hambre y la mayoría de veces una vez que hemos terminado hasta nos encontramos mal con nosotras mismas, porque no hemos comido algo rico y sabroso o porque nos hemos “llenado demasiado”

Por mi propia experiencia te contaré que yo tomé conciencia de que cada vez que venía alguien a comer a mi casa  (algo que ocurre con frecuencia) o quedaba  a comer fuera, sucedía  algo en mi se disparaba que hacia que  comiera  en exceso. Lo que había en común en ambos casos es que comía “fuera de mi ambiente habitual” ya fuera porque había personas distintas a las de cada día o porque era un lugar diferente. Me di cuenta que “cambiar” era la excusa perfecta para “saltarme” lo que había dicho que iba hacer.

Así que establecí estrategias que sigo utilizando y que pongo en práctica cada vez que sucede esto. Por ejemplo si voy a salir fuera a comer, antes de salir, cojo y me como una fruta o unos pocos frutos secos con un gran vaso de agua, para que el hambre se sacie y me resulte más fácil controlar la situación.

También me establezco hitos que me hacen que yo tenga el control, como no tomar postre (aunque entre en el menú).  O no tomar ciertas cosas, o no ser la primera que comience a comer, o esperar de forma consciente  unos minutos antes de lanzarme sobre la comida…

Te aseguro que disfruto mucho y además me siento mucho más fuerte, yo soy la que controlo la comida y no es ella la que me controla a mi.   IMPORTANE: A nadie le digo lo que estoy haciendo esto es algo sólo para mí.

Cuando tengo que cocinar para otros (algo que me encanta y se me da bien) también tengo mis propias estrategias para seguir mi ritmo.  Como estoy en mi casa y soy la anfitriona, establezco estrategias concretas como  dejarme las cosas en la cocina y tener que levantarme a traerlas o dejar el último toque de la presentación para el momento… esto hace que tenga que levantarme varias veces, nadie lo nota, es lo normal y a mi me ayuda a no “comer” sin más. Luego al igual que cuando como fuera me trazo algunas cositas a cumplir.

Para ayudarte a detectar estos puntos débiles, te propongo que contestes a estas 5 preguntas. Debes de hacerlo durante varios días, mejor una semana.

¿En qué momentos soy incapaz de controlar el impulso de comer?

• Lugar: ¿En dónde me encuentro?
• Tiempo: ¿Qué hora es?
• Estado emocional: ¿Cómo me siento?
• Sensación de hambre: ¿Tengo hambre o no tengo?
• Personas alrededor: ¿Quién está a tu alrededor?

Después de contestar a estas preguntas hay otra clave: ¿Qué estaba haciendo en el momento anterior a sentir esa compulsión de comer?

Lleva siempre una nota en tu móvil o una libreta, pues es importante que lo escribas cuando tengas el impulso. 

Al final de este análisis podrás identificar un patrón. Tal vez es tu estado emocional, o tal vez es a una hora determinada, o incluso una persona que te pone nervioso. O una serie de acontecimientos. El objetivo es que tú conozcas que cosas motivan que la comida sea la que controle.

Una vez descubiertas, ponte en acción: SIN ACCIÓN NO HAY RESULTADOS.

Decide qué estrategias vas a seguir para que tú seas la que lleve los mandos.

Hay muchas personas que les gustaría que se las tuviera más en cuenta, que quieren empoderarse, ser más visibles o que se les considere su parecer. Yo te propongo que si quieres lograr resultados no solo en tu aspecto físico, sino en todas las áreas de tu vida, comiences por controlar lo que tienes más posibilidades, algo tan importante como la comida.

En todas las culturas antiguas y modernas se ha tenido la conciencia, al menos popular, de que nuestras tripas son capaces de experimentar emociones.

Al recibir una buena noticia, un cosquilleo placentero invade la barriga, como si en su interior revolotearan miles de mariposas. Por el contrario, las situaciones de tensión, miedo o aflicción hacen que el estómago se encoja y sintamos como si un roedor escarbase en nuestras entrañas. La repulsión hacia algo o alguien puede llegar a producir náuseas e incluso provocar el vómito. Este mar de sensaciones estomacales empieza ahora a encontrar una explicación dentro de los límites de la ciencia.

Tu mundo emocional, aunque no lo creas, influye poderosamente en tu cuerpo. El sobrepeso es una consecuencia de muchas cosas pero su causa más profunda es el mensaje emocional que le envías a tu cuerpo para que se comporte así.

En su obra ‘¿De qué tienes hambre?’, Deepak Chopra, endocrinólogo que ha dirigido el New England Hospital de Massachusetts (EEUU), asegura que dos son los motivos que nos llevan a comer:

• El primero, lo conocemos todos, sentir hambre.
• El segundo: “estás tratando de llenar un vacío y la comida se ha convertido en el medio más rápido para hacerlo”.

Si no logras adelgazar, empieza por averiguar si son tus emociones las que te lo impiden.

El primer placer que experimentamos tras nacer es comer: la madre nos alimenta, lo que nos provoca bienestar y sensación de protección. Eso se graba en el subconsciente asociando la comida con la protección  y cuando a lo largo de la vida  nos sentimos heridas, tristes… volvemos a buscar en la comida bienestar y protección.

Cuando una persona se siente insegura o amenazada por algo, empieza a generar la necesidad de protección, siente que debe estar a la defensiva, que tiene que esconderse o protegerse y a lo primero que recurre es a la comida que tiene grabado que la va a proteger. Y hay otro factor muy importante que tenemos que tener presente: Comer, despierta una zona del cerebro (el sistema parasimpático) encargada de relajarnos y hacernos sentir bien. Se ha comprobado que el 90% de la serotonina, la hormona del bienestar, se produce en el aparato digestivo.

Las emociones negativas, provocan ansiedad, y cuando sentimos esta sensación nuestro cuerpo genera cortisol. Esta hormona favorece la retención de grasa abdominal y además nos impulsa a consumir alimentos calóricos ya que nuestro cerebro, la ansiedad la traduce como señal de peligro y necesita gran energía para hacerle frente. Por eso cuando hay ansiedad tenemos ganas de consumir dulces o patatas fritas.

Así pues las emociones negativas quizá sean las culpables de que no puedas bajar de peso. De entre ellas hay algunas que hacen que las cosas se compliquen:

• El Miedo: Al trabajar con los riñones libera cortisonas, por eso es la emoción que más engorda. Las personas que tienen gran tendencia a engordar o hincharse acumulan mucho miedo en su interior a casi todo. A tomar decisiones, a hacer cosas nuevas, a plantar cara ante un conflicto. Son personas que prefieren responsabilizar a otros de sus problemas, no hacerse cargo. Por muchas dietas que hagan, hasta que no
  dimensionen adecuadamente esta emoción no recuperarán su peso deseado
• Tensión, Estrés, Ansiedad: Ya hemos comentado que estas emociones nuestro organismo las traduce como señal de peligro y produce cortisol, para aliviar esta sensación nuestro cuerpo nos pide calma y lo más cercano que encontramos es comer y así satisfacer nuestro estado. El mayor problema de esta situación es que acabamos confundiendo la sensación de ansiedad con el apetito, con esto entramos en un círculo vicioso, porque la ansiedad no se soluciona comiendo, solo es un anestésico poco duradero.
• Cólera, ira, enfado: Este trio de emociones, si bien no es tan peligroso como las anteriores, suelen ser las responsables de los famosos “atracones”.
• Inseguridad ante los demás, soledad, insatisfacción, frustración, culpabilidad, aburrimiento… Todas estas emociones suelen transformarse en estados de ánimo, no son emociones de un momento puntual y ante todas ellas, volvemos a lo conocido a lo que tenemos grabado en el subconsciente, que la comida nos produce sensación de bienestar, que estamos a salvo, que la vida es para nosotras, con lo que cuando sentimos estos estados de ánimo, de forma automática, sin ser conscientes nos encontramos comiendo y como consecuencia cogemos kilos y engordamos.

Es decir, utilizamos la comida como si fuera un fármaco, para “calmar el Mono” que nos producen estas situaciones con lo que a pesar de que la comida es saludable y no es tóxica, la transformamos en una adicción.

Es decir, no utilizamos la comida para que nos proporcione los nutrientes que necesitamos sino para transformar nuestro estado de ánimo, cuando se nos hace insoportable.

Hay otras situaciones emocionales que también se han relacionada con el sobrepeso: Irregularidades en la sexualidad, la obesidad como castigo a una tercera persona, querer empatizar con una persona obesa…

La conclusión de todo ello es que a la hora de alcanzar tu peso ideal, no es suficiente con fijarse en la parte física, que también hay que prestarle atención. Quizá  el mayor obstáculo para lograr tu objetivo sea tu estado de ánimo, el hecho de que te sientes insatisfecha con tu vida y la forma que tienes de Satisfacer esa situación es a través de la comida.

Mi propuesta es que aprendas a manejar de forma adecuada tus emociones, que tú seas la que decide tu estado de ánimo. Trabaja sobre estos aspectos, libera todo aquello que te esclaviza y verás cómo comienzas a bajar de peso.

Para concluir este artículo te voy a dar un Kit de emergencia para que cando te hagas consciente de que tu estado emocional está alterado y vayas camino del frigorífico o la despensa trata de hacer lo siguiente:

Cómo salir de un estado de ánimo poco útil

1.-  Deshace

Haz algo para romper el estado de ánimo que estás sintiendo.

Concéntrate en algo que te distraiga. Las distracciones funcionan como un reinicio de tu mente, ya que crean un espacio entre los estados de ánimo.

Da gracias por lo bueno que hay en tu vida.

Busca algo que te guste y te haga concentrarte.

2.- Desprende

Cambia la postura del cuerpo.

Si estás sentado, ponte de pie. Realiza algunos saltos. Estírate. Camina alrededor de la habitación.

Si te es posible ponte una música y baila

Mover el cuerpo cambia tu estado mental y tu estado de ánimo.

3.- Distiende

Haz unas respiraciones profundas y suaves  y concéntrate en cada respiración.

Para evitar que tu mente regrese al estado de ánimo que estás intentado cambiar, cada vez que tomes aire, di para ti mismo: “estoy inspirando” y “estoy espirando”.

Recuerda. Por muchas dietas que hagas, por mucho que te machaques en el gimnasio, sin un estado emocional estable que responda de forma adecuada ante las situaciones de la vida, te va a resultar muy difícil y costoso lograr el peso que deseas.

Muchas veces nos engañamos a nosotras mismas, leemos recomendaciones para bajar de peso y nos decimos “eso ya lo sé” pero:

¿Qué hacemos con todo lo que sabemos?. Por “saber” no vas a conseguir el objetivo que deseas de ser una persona delgada y mantenerlo para siempre. Tienes que ponerte en marcha.

Yo no te hablo de que hagas una “dieta de comida”, (Ya te he dicho que no funcionan a medio y largo plazo) lo que te trato de decir en todos los post es  que tu comiences hacer cosas diferentes que te lleven a ser tú la dueña de tu vida, lleves el control de las situaciones y consigas el Éxito que tanto vienes buscando: “SER DELGADA”.

Se trata de que decidas qué acciones concretas vas a comenzar hacer para cambiar tu estructura mental, es decir no hacer lo que estabas haciendo hasta ahora y qué no te ha funcionado.

Mi experiencia me dice, que lo primero es empezar a vaciarse de todas las cosas que sabemos que son un obstáculo para conseguir el objetivo que deseas, así que mi consejo es que empieces por ahí.

Hay un montón de cosas que quizá puedas mejorar en tu alimentación sin tener que hacer “dieta” puedes comenzar por dejar de comer azúcar refinada o comida precocinada o de comer chocolate, o no tomar galletas cuando tienes hambre, estos pequeños gestos que tú tienes que descubrir los que a ti te están afectando, si comienzas a cambiarlos te aseguro que conseguirás tu objetivo.

Si para tener el peso que deseas, tienes que quitarte muchos, mi sugerencia es que la meta global la distribuyas en periodos de tiempo más cortos y que te pongas acciones concretas para cada semana.

Un plan de acción puedes hacerlo de muchas maneras, yo he establecido un modelo muy sencillo que te pongo aquí y que tu puedes ir rellenando semana a semana. No tiene porque ser este, tú puedes crear tu propio modelo, pero lo que es importante es que lleves un registro de lo que haces y lo que vas consiguiendo.

Puedes descargártelo en el siguiente enlace:

Plan de Acción

En el plan de acción que te propongo, hay un apartado que dice: Pedir ayuda. Esto es importante porque si cuentas con la complicidad de alguien te va a resultar más fácil llevar adelante tu plan. No hace falta que sea siempre la misma persona, puedes pedir ayuda concreta cada semana a una y también te puedes ayudar, leyendo sobre el tema de lo que deseas hacer, escuchando alguna conferencia etc. Internet nos da muchas posibilidades de ayuda para conseguir nuestros objetivos.

Yo lo he diseñado teniendo presente que lo que te propongo es que comiences a ver tu situación de forma diferente y como consecuencia, comiences a realizar acciones diferentes.

Te aseguro que si pones todo esto en práctica vas a comenzar a sentirte con un gran poder sobre tu vida y esto hará que no necesites la comida para otras cosas que no sea alimentarte.

En el post de la semana anterior, te hablaba de cómo elaborar una Meta y las características que tenía que cumplir. Eso corresponde a tu parte racional, Hoy te voy hablar de cómo establecer una Meta que atraiga a nuestra parte “emocional”. A eso le llamamos

TU IMAGEN DE ÉXITO:

Todas tenemos una imagen en nuestra mente sobre nuestro cuerpo, es la que nos devuelve el espejo todos los días, pero ahora estamos en proceso de introducir cosas nuevas a nuestro cerebro y ya te he contado que el cerebro, no distingue si es verdad o no,  sólo que lo que vea es lo que va a interiorizar, así que le vamos a enviar información nueva con la imagen que deseas conseguir, para ello te explico que tienes que hacer.

Para confeccionar tu imagen de Éxito debes de tener muy clara la figura que deseas y porqué la deseas. Tan clara debe de ser esa imagen que cada vez que cierres los ojos te visualices perfectamente disfrutando con tu figura ideal.

Y no sólo eso, además debes de conocer a la perfección hasta el más mínimo detalle de tu figura ideal… peso exacto, porcentaje de grasa corporal, medidas de pecho, cintura y cadera, etc. Mientras más detallada la tengas en tu mente, más probabilidades tendrás de conseguirla tal y como la deseas.

Cómo confeccionarla:

Si alguna vez has pesado los kilos que ahora deseas pesar, busca una foto tuya de esa época en la que te sientas especialmente guapa, cógela y si te es posible agrándala lo más que puedas.

Si el Photoshop se te da bien o tienes quien te lo pueda hacer, estupendo, coge una foto tuya de la actualidad y con el programa haz la imagen de cómo te quieres ver cuando logres tu objetivo. Amplíala y saca una copia.

Si nunca has tenido la imagen que deseas tener,  o es de cuando tenías muchos menos años, no pasa nada, coge una silueta de una revista que te guste  y que sea la que deseas alcanzar.

IMPORTANTE: Para que funcione tienes que buscar una imagen que se corresponda con tu fisonomía, pero delgada, es decir que pese lo que tú deseas alcanzar más o menos. No caigas en la tentación de coger una imagen de una modelo, que mida 10 cm más que tú y que tenga unas medidas espectaculares, o una silueta muy trabajada en el gimnasio, porque eso tu psiquismo no se lo va tragar y no te va a funcionar.

Recórtala y a la silueta le pones tu cara de una fotografía actual.

En una cartulina o un folio, haz una composición con TU IMAGEN IDEAL y debajo escribe TU META Y TU MOTIVO ESENCIAL (Por qué deseas lograr esa silueta) Escribe a su alrededor las medidas que quieres tener.

Ponla en un lugar en donde la puedas mirar varias veces al día principalmente al levantarte. Interiorízala de tal forma que cuando cierres los ojos y pienses en ti te veas con la silueta que deseas tener. Adelántate a la realidad, para que la realidad se plasme. Según la física cuántica, en el universo ya existe todo y solo hay que atraerlo.

Dentro de ti habita la mujer delgada que deseas ser, ya existe y clama por hacerse presente en tu vida. Dale esa oportunidad. Sólo hay que despojarse de todo aquello que de forma inconsciente has ido atrayendo y como resultado has ido cogiendo peso.

En las próximas semanas te iré enseñando más pasos para que logres tu sueño de estar delgada.

Cuando decidimos emprender un cambio en nuestra vida, es muy importante que tengamos una Meta muy bien definida en el horizonte, que nos ayude como un faro al que hay que llegar.

Si decides conseguir, de una vez para siempre, tu peso ideal y mantenerte en él, es necesario que te traces hitos en el camino. Ponerte a decir que quieres estar delgada, sin estructurar una estrategia, es un brindis al sol y no es lo más recomendable.

Tampoco te va ayudar mucho el hecho de “ponerte a dieta” sin  más, es volver hacer lo que has hecho siempre y no te ha dado resultado. Así pues, si quieres resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes.

Sean lo que sean los Kilos que te tienes que quitar para tener tu peso ideal, mi consejo es que te vayas poniendo metas quincenales, que te ayuden a ver si vas por buen camino.

Ya te he comentado que aquí no se trata de hacer una “dieta pasajera”, sino de estructurar tu mente para conseguir los hábitos necesarios para conseguir tu peso ideal.

Una META bien definida tiene que ser :

M de Medible

E de Específica

T de Tiempo

A de Alcanzable

Un ejemplo sería: Supongamos que pesas 78 Kg y deseas quedarte en 60 Kg, es decir, tienes que quitarte 18 Kg.

Como no se trata de hacer “dieta”, sino de conseguir hábitos diferentes que te ayuden a tener ese peso y mantenerlo para siempre, una Meta estupenda sería:

Así definirías Tu META: Antes de 10 meses (poner fecha) desde hoy, mi peso corporal es de 60 Kg.

Como ves es algo muy sencillo y que cumple todas las premisas anteriores:

Es medible, se puede medir los kilos que te has quitado.

Específica, kilos

Tiempo, 10 meses

Alcanzable, porque supone que son menos de 2 kilos cada mes y eso es alcanzable.

Pero como 10 meses te puede parecer un periodo muy largo y poco estimulante, mi consejo es que te pongas Metas más pequeñas, a cumplir cada 15 días pero sin perder de vista el objetivo final.

Así la primera quincena podrías ponerte el objetivo de bajar 1 Kg, quizá te parezca muy poco, pero te aseguro que si cambias tu forma de ver las cosas, dejas de  hacer “dietas milagro” o “Express”,  eso es lo que da resultado, porque ya ves que en 10 meses a ese ritmo contando con que habrá quizá algún periodo de estancamiento, habrás conseguido tu objetivo, pesar 60 Kg. Estimulante ¿verdad?

Conseguir el peso que deseas no es una curva que va siempre hacia abajo, sino que hay momentos en los que el cuerpo se estanca y luego comienza de nuevo a bajar. Es importante que esto lo tengas presente para tu vida y no caigas en desanimo cuando en una quincena no hayas conseguido la meta que te habías puesto. No tires todo por la borda, los cambios duraderos no son muy rápidos, lo que sucede es que como estamos acostumbradas hacer dietas agresivas, ya hemos perdido la noción de como nuestro cuerpo se comporta de forma natural.

Pero, además de una Meta clara y bien definida, necesitas un plan de acción para conseguir el éxito y saber cómo llegar desde donde estás ahora mismo hasta tu peso ideal paso a paso. En los próximos post te contaré como hacer un plan de acción para que sea efectivo.

Si aún no te has decidido a comenzar mi programa “Consigue tu sueño: Estar delgada”, éste es el  momento, no pierdas la oportunidad:

>>ir al programa<<

Las personas que nos hemos pasado gran parte de nuestra vida, luchando con el sobrepeso o la obesidad, tenemos un Gran sueño, que quizá muchas veces no nos atrevemos a confesarlo ni a nosotras mismas. Ese sueño es ¡Estar delgada!

En nuestra imaginación pensamos y fantaseamos con el hecho de vernos, al fin, libres de esa “carga” que son los kilos y que tanto sufrimiento y momentos malos nos han hecho pasar.

Hemos hecho montones de dietas, hemos seguido infinidad de consejos, hemos gastado tiempo y dinero en “batidos o píldoras”, en ir al gimnasio y en probar todas las “dietas milagro” de las que nos han hablado, con la esperanza secreta de que al final encontraríamos aquello que de verdad nos ayude a quitarnos los kilos de una vez para siempre.

La verdad es que, en la mayoría de las ocasiones, hemos perdido kilos, esto nos ha dado un gran empujón y nos ha alentado a seguir, pero poco a poco nuestra motivación decae, nos cansamos de comer siempre lo mismo, no soportamos más el hecho de encontrarnos con un sistema riguroso de alimentación. “ESTAMOS HARTAS DE TODO”…  pero el problema sigue ahí,  tenemos kilos de más y nos sabemos cómo quitárnoslos y  cada día nos resulta más difícil.

He vivido esta experiencia y sé muy bien cómo te sientes, porque unido a que te encuentras poco favorecida físicamente, además te sientes culpable de estar así, sientes que “no vales” porque no has sido capaz de quitarte los kilos que te sobran y que jamás vas a conseguir lo que deseas.

Lo primero que hoy quiero transmitirte es: NO FALLAS  TÚ,  FALLAN LAS DIETAS.

Así de rotundo como suena, porque en verdad las dietas no funcionan, si funcionaran no habría tantas y tan diferentes y no habría tanta obesidad ni sobrepeso, lo que nos dice que algo está fallando.

Quizá te digas, cada persona es diferente y necesita algo diferente, por eso tantas dietas,  porque a cada  una le sirve una cosa. Hasta ahí estoy de acuerdo contigo, cada persona somos diferentes y nuestro cuerpo y mente también somos diferentes. ¿Tú crees que con el número de dietas que hay, si funcionaran, estarías ahora leyendo esto que te cuento?

Así que, deja de culparte y de castigarte, te voy a contar por qué las dietas no Funcionan:

1.- No puedes estar toda tu vida a “dieta”, cuando decimos estoy a “dieta” nuestro cerebro ya lo asocia a algo “temporal” es decir, algo que tiene principio y fin.

2.- Nuestro Cerebro asocia “dieta” a restringido  y prohibido y créeme a las personas basta que nos prohíban algo para desearlo mucho más, cuando especificamos una cosa, nuestra mente inmediatamente se va hacia ahí y le dedica gran fuerza y energía.

“Estar a dieta” nuestro cerebro lo asocia a paraíso perdido que pronto hay que recuperar.

3.- Cuando estamos a “dieta”, desarrollamos una relación enfermiza con la comida. La comida se transforma en objeto de nuestro deseo, nos levantamos pensando en la comida, pensamos en pan tostado, chocolate, magdalenas… nos ponemos hablar con alguna amiga y con la excusa de que “estamos a dieta” comenzamos a hablar de comida, a darnos recetas a recordar cuando tomamos aquella exquisitez o aquel restaurante en el que comimos de fábula… es decir, la comida se ha transformado en el centro de nuestra “existencia”.

4.- Cuando “estamos a dieta” y nos privamos de comida, esto genera gran ansiedad, lo que hace que más pronto que tarde nos impulse a comer.

5.- El Estar a dieta, NOS DESCONECTA de nuestro mecanismo de hambre-saciedad, si no comemos la cantidad que deseamos o llevamos una dieta en la que tenemos que comer cada poco tiempo, esto hace que nos desconectemos de nuestro mecanismo fisiológico de hambre-saciedad, ya no sabemos distinguir si lo que tenemos es hambre o no y casi nunca estamos “satisfechos” por lo que siempre tenemos la sensación de vacío.

6.- Muchas dietas son muy desequilibradas y eso hace que la persona no tome la suficiente cantidad de “nutrientes” por lo que puede ser que se encuentre con menos energía y por lo tanto caiga en estados anímicos de tristeza y depresión.

7.- Cualquier restrinción que nos proponemos a nosotros mismos, es generadora de sentimientos de culpa, si no somos capaces de seguirla tal y conforme deseamos, con lo que entramos en un círculo que lo único que consigue es que cada día nos encontremos peor.

ESTE SERÍA EL CICLO NEGATIVO DE LAS DIETAS:

Ahora que tienes claro que las dietas “no funcionan” es el momento de comenzar un Plan Diferente.

Einstein decía que “no hay mayor locura, que haciendo siempre lo mismo, querer conseguir resultados diferentes” y eso es lo que has estado haciendo, dietas y más dietas y lo que conseguimos es lo mismo, bajar y subir, bajar y subir…  y en el camino, culpabilidad, baja autoestima y sentimientos de culpa.

Te propongo que cambies tu punto de vista, que si de verdad deseas lograr tu sueño de estar delgada, decidas abordar el problema desde una visión holística, que trabaje no solo tu parte consciente, sino que aborde tú parte inconsciente, en donde residen las creencias y emociones que nos hacen comer demasiado.

Tú puedes logarlo, como yo lo he logrado y otras muchas mujeres más, pero para ello tienes que dar el primer paso y decidir que estás dispuesta y abierta a cambiar a experimentar cosas diferentes.

Busca ayuda profesional, que trabaje todos los ámbitos de la vida y si crees que yo soy la persona que te puede ayudar, ponte en contacto conmigo.

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