¿Controlas tu Vida o la Controla la Comida?

¿Crees que la comida te controla? Los problemas de comportamiento alimenticio alcanzan cada vez a una porción más grande de la población.

Una forma de saber si tú comes emocionalmente es contestando las siguientes oraciones con un sí o no. Se trata de un test profesional y puede ayudarte a identificar el problema.

  1. Me siento fuera de control en presencia de comida deliciosa
  2. Cuando empiezo a comer, pareciera que no puedo parar
  3. Es difícil para mí dejar comida en el plato
  4. Cuando se trata de comida no tengo fuerza de voluntad
  5. Me siento tan hambriento que no puedo controlarme
  6. No puedo saciarme con facilidad
  7. Continuamente tengo pensamientos de preocupación sobre comer o no comer
  8. Hay algunos días en los que no puedo pensar en nada más que en comida
  9. La comida está siempre en mi mente

Este test fue tomado de un estudio que desarrolló un índice para detectar el hábito de comer basado en la recompensa. Esto quiere decir, el hábito de comer basado en la gratificación instantánea o el alivio temporal de alguna emoción.

Si has contestado a 4 preguntas o más con un SÍ, es que tienes problemas con el autocontrol en relación a la comida.

En el simple acto de comer y seleccionar tus alimentos influyen varios factores que todos conocemos, como: hambre, apetito, deseo o la disponibilidad del alimento.

Pero adicionalmente influyen tus emociones, estado de ánimo y sensación de estrés o ansiedad.

La comida puede convertirse en un alivio temporal a un problema, sentimiento o emoción mucho más profundo.

Esto pasa porque después de saborearla, tu cerebro secreta varias sustancias poderosas que producen placer (como la dopamina).

Esta recompensa es tan poderosa, que tu cerebro buscará cualquier oportunidad para motivarte a comer ese alimento que produce placer, es más el simple hecho de pensar en ese alimento o simplemente en el sabor hará que el cerebro tenga una sensación placentera.

Las cosas se complican cuando tu cerebro asocia este alimento o simplemente el hecho de comer con una emoción o sensación negativa. Por ejemplo: “estar triste y comer chocolates”, “sentir estrés y comer galletas”, “tener ansiedad y comer de todo y en gran cantidad”.

Es por este motivo que comer emocionalmente se convierte en un hábito.

¿Por qué es importante cambiar ese hábito cuanto antes?

Como cualquier otro hábito dañino, es importante cambiarlo, ya que comer emocionalmente inevitablemente nos conduce a tener sobrepeso u obesidad y en otros casos, a desarrollar otros trastornos alimenticios severos, perjudicando nuestra salud. Esto a nivel fisiológico, pero a ello hay que sumarle las consecuencias emocionales.

De hecho este hábito de comer emocionalmente fuera de control, tiene el potencial de comprometer las vías de recompensa del cerebro similares a los de las drogas. (Ya te he hablado de esto en otro artículo).

Son varias las estrategias que puedes seguir, pero hoy me voy a centrar en una que me parece muy importante:

Detectar tus puntos DÉbiles”

Con esto me refiero a que identifiques que momentos son los “más críticos” para ti que te impiden conseguir el objetivo que deseas.

Es importante identificarlos porque tendrás que establecer estrategias especiales para combatirlos si de verdad quieres estar delgada.

Los Puntos Débiles, son aquellos momentos en los que sin pensarlo dos veces nos ponemos a comer de forma compulsiva, muchas veces sin hambre y la mayoría de veces una vez que hemos terminado hasta nos encontramos mal con nosotras mismas, porque no hemos comido algo rico y sabroso o porque nos hemos “llenado demasiado”

Por mi propia experiencia te contaré que yo tomé conciencia de que cada vez que venía alguien a comer a mi casa  (algo que ocurre con frecuencia) o quedaba  a comer fuera, sucedía  algo en mi se disparaba que hacia que  comiera  en exceso. Lo que había en común en ambos casos es que comía “fuera de mi ambiente habitual” ya fuera porque había personas distintas a las de cada día o porque era un lugar diferente. Me di cuenta que “cambiar” era la excusa perfecta para “saltarme” lo que había dicho que iba hacer.

Así que establecí estrategias que sigo utilizando y que pongo en práctica cada vez que sucede esto. Por ejemplo si voy a salir fuera a comer, antes de salir, cojo y me como una fruta o unos pocos frutos secos con un gran vaso de agua, para que el hambre se sacie y me resulte más fácil controlar la situación.

También me establezco hitos que me hacen que yo tenga el control, como no tomar postre (aunque entre en el menú).  O no tomar ciertas cosas, o no ser la primera que comience a comer, o esperar de forma consciente  unos minutos antes de lanzarme sobre la comida…

Te aseguro que disfruto mucho y además me siento mucho más fuerte, yo soy la que controlo la comida y no es ella la que me controla a mi.   IMPORTANE: A nadie le digo lo que estoy haciendo esto es algo sólo para mí.

Cuando tengo que cocinar para otros (algo que me encanta y se me da bien) también tengo mis propias estrategias para seguir mi ritmo.  Como estoy en mi casa y soy la anfitriona, establezco estrategias concretas como  dejarme las cosas en la cocina y tener que levantarme a traerlas o dejar el último toque de la presentación para el momento… esto hace que tenga que levantarme varias veces, nadie lo nota, es lo normal y a mi me ayuda a no “comer” sin más. Luego al igual que cuando como fuera me trazo algunas cositas a cumplir.

Para ayudarte a detectar estos puntos débiles, te propongo que contestes a estas 5 preguntas. Debes de hacerlo durante varios días, mejor una semana.

¿En qué momentos soy incapaz de controlar el impulso de comer?

  • Lugar: ¿En dónde me encuentro?
  • Tiempo: ¿Qué hora es?
  • Estado emocional: ¿Cómo me siento?
  • Sensación de hambre: ¿Tengo hambre o no tengo?
  • Personas alrededor: ¿Quién está a tu alrededor?

Después de contestar a estas preguntas hay otra clave: ¿Qué estaba haciendo en el momento anterior a sentir esa compulsión de comer?

Lleva siempre una nota en tu móvil o una libreta, pues es importante que lo escribas cuando tengas el impulso. 

Al final de este análisis podrás identificar un patrón. Tal vez es tu estado emocional, o tal vez es a una hora determinada, o incluso una persona que te pone nervioso. O una serie de acontecimientos. El objetivo es que tú conozcas que cosas motivan que la comida sea la que controle.

Una vez descubiertas, ponte en acción: SIN ACCIÓN NO HAY RESULTADOS.

Decide qué estrategias vas a seguir para que tú seas la que lleve los mandos.

Hay muchas personas que les gustaría que se las tuviera más en cuenta, que quieren empoderarse, ser más visibles o que se les considere su parecer. Yo te propongo que si quieres lograr resultados no solo en tu aspecto físico, sino en todas las áreas de tu vida, comiences por controlar lo que tienes más posibilidades, algo tan importante como la comida.

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