4.- Coherencia cardiaca

El nuevo concepto de “coherencia cardiaca” nos descubre el lenguaje hasta hace poco encriptado y desconocido entre corazón y cerebro. Si un primer paso fue la comprobación de que ambos se comunicaban de alguna manera, quedaba por investigar cómo lo hacían y quién tenía el mando.

Esto es lo que han perseguido las investigaciones sobre coherencia cardiaca. Podríamos definir la coherencia como el fluir armonioso de información, cooperación y orden entre los subsistemas de un sistema mayor. En este caso, entre cerebro y corazón. Pero ¿cómo sucede esto? A través de la conexión neural entre cerebro y corazón, y de la onda de presión que el corazón envía a todo el organismo mediante su latido.

Estudios del Instituto Heart Math han demostrado que las emociones se reflejan claramente latido por latido en el ritmo cardiaco y recibe el nombre de Variabilidad del Pulso Cardiaco o VPC.

Literalmente podríamos decir que el corazón nos habla a través de éste lenguaje. La coherencia es un estado que se produce cuando todas nuestras partes fisiológicas están trabajando en armonía.

Es un estado en el que nuestros sistemas biológicos están sincronizados con el ritmo del corazón: la respiración, la digestión, la respuesta del sistema inmune, la liberación hormonal… Todos estos sistemas comienzan a sincronizarse con este creador del ritmo principal del cuerpo que es el corazón. Este estado de coherencia es el estado fisiológico óptimo que facilita el aprendizaje, el rendimiento, el desarrollo y los procesos regenerativos naturales del cuerpo.

El corazón genera la mayor señal rítmica y electromagnética del cuerpo. Es regulado constantemente por cierta información y, a su vez, transmite este mismo patrón hacia el exterior. Así pues depende de la información que recibe y transmite hacia fuera esa misma información.

El Instituto Heart Math, ha comprobado, que las emociones, son capaces de originar campos muy diferentes según sean de un tipo u otro.
Cuando el patrón es fluido y metódico se llama ritmo “coherente”, y tiene la propiedad de alinear o sincronizar con él el ritmo cerebral, el sistema nervioso, los órganos y la secreción hormonal, danzando todos en armonía al ritmo del corazón.

Este ritmo está en relación con emociones como la gratitud, el amor, el perdón o la compasión.

Es un ritmo sinusoidal que el corazón envía al cerebro por medio de la onda de presión, y que produce un estado de armonía sincrónica de todo el organismo.

En él estás funcionando de una manera altamente eficaz y tu rendimiento es máximo: tienes más claridad de pensamientos, mayor habilidad de controlar y gestionar tus emociones, de tal forma que te sientes mucho mejor y se reduce el estrés.

Por el contrario, si nos sentimos enfadados, frustrados o coléricos, el campo electromagnético resultante es muy diferente, con patrones caóticos y desordenados a los que se denomina “incoherentes”. El resultado entonces es la desincronización de nuestro organismo manifestada en enfermedad, tensión, estrés, infelicidad y malestar.

En realidad, el estrés es un problema de falta de alineación cerebro-corazón. Cuando mejoramos nuestra coherencia interna, gestionamos mejor nuestras respuestas emocionales y la percepción de la realidad, por tanto el estrés es menos destructivo.

Sigue estando ahí pero podemos afrontarlo de otra manera, menos caótica en nuestras reacciones, sin perder el equilibrio interno.