Almudena González

Me ha servido para identificar los problemas reales que me impedían avanzar. He aprendido a sacar las emociones y sobre todo a quererme más y comprenderme mejor.

Mi nombre es Almudena González, soy bióloga  y tengo 35 años. Conozco a Vicenta hace años y por casualidad o no, el destino volvió a brindarme la oportunidad de trabajar con ella justo cuando más lo necesitaba.

Llevaba más de un año con difíciles problemas de pareja que coincidían con el nacimiento de nuestro primer hijo. En el trabajo tras la promesa de un traslado pasaban los meses y cada vez surgían más impedimentos y problemas que imposibilitaban que estuviera cerca de mi casa. Micasa ese pequeño estudio que cada vez me asfixiaba más.

Llego el punto en el que sentía la necesidad de un cambio de romper con todo, pero andaba muy confundida parecía que estaba en guerra con todo y con todos. Mis planes de futuro se iban cada vez frustrando más.

Quería tener otro hijo, lo habíamos soñado mil veces, pero nuestro primer embarazo nos costó 3 años y 2 inseminaciones y este no parecía que fuera a ser más fácil. Nos pusimos aún así manos a la obra y con todo lo que arrastraba como era de esperar pasaban los meses y no podía quedarme embarazada, sentía que de forma natural no iba a poder nunca. Esta situación me tenía muy angustiada.

En ese momento empecé la terapia con Vicenta. Me gustó mucho porque fue todo muy rápido y de una forma inconsciente poco  a poco desenmarañaba el lio en el que estaba y empecé a ver, la venda  de los ojos empezaba a caer. Me di cuenta de cosas que había escondidas en mí y estaban guiando mi vida sin darme cuenta. Era yo la que tenía que empezar a cambiar y no el resto. Y nos pusimos a trabajar, en cada sesión descubría cosas nuevas sobre mí que habían estado siempre pero nunca las había visto. Poco a poco fue siendo todo más fácil y estaba segura de las decisiones que tenía que tomar. Fue fácil porque estaba segura de lo que hacía pero eso no significa que no fuera doloroso. Decidí que no podía seguir con mi pareja o por lo menos, no de la manera que estábamos y cogí mis cosas y me fui de casa pero no desde el arrebato o el enfado sino confiada de que era lo que tenía que hacer. Seguimos trabajando mucho y tras unos meses de caluroso verano, de repente los frutos empezaron a aparecer, me concedieron el traslado en el trabajo por fín…. me sentía super afortunada. Con mi pareja empezamos a dialogar y a identificar nuestros problemas de raíz quitando todas esas cosas superficiales que no te dejan avanzar, tuvimos conflictos duros e intensos y con mucho dolor pero sentía que eran necesarios y muy sanadores para nosotros y nuestra relación, gracias  a las técnicas de Vicenta aumentaba la confianza en mí misma y las cosas las veía mucho más claras y como por arte de magia, al cabo de unos meses, allí estaba la rayita famosa en el predictor. Estabamos embarazados y de forma natural.

Aún no puedo creer que todo esto me haya pasado a mí, cuando vuelvo la vista atrás me doy cuenta del gran lió que tenía en la cabeza. Si de verdad para algo me ha servido la terapia con Vicenta ha sido para conocerme y para  identificar los problemas reales que nos impiden avanzar. He aprendido técnicas que poner en práctica cada día y aprender a resolver conflictos, a sacar las emociones y sobre todo a quererme más y comprenderme. Estoy muy agradecida a Vicenta es una gran profesional y me ha ayudado a cambiar mi vida.

Gracias por cruzarte de nuevo en mi camino